javier krahe - los caminos del señor
LOS CAMINOS DEL SEÑOR
La otra tarde en una iglesia,
que era fiesta de guardar,
me dio un ataque de amnesia
no podía recordar
a quién coño fui a rezar.
Yo que siento por Jesús,
yo que siento por Jesús:
repelús.
Imaginad mi problema,
cualquier otro sin mi fe,
con seguridad, blasfema,
o se va a tomar café.
Pero yo no flaqueé,
no podía estar allí,
no podía estar allí,
porque sí.
"He perdido la memoria",
le expliqué a un santo varón.
"Eche una jaculatoria
o una salve a mi intención,
tengo un lío del copón.
No comprendo, ay de mí.
No comprendo, ay de mí,
que hago aquí".
"Calma", me dijo el beato,
"por mi honor de sacristán,
rezaré a San Cucufato
y tus recuerdos volverán
o sus huevos sufrirán".
Y le ató al pobre un cordel,
y le ató al pobre un cordel.
¡Qué cruel!
Recuperé por entero,
gracias a su intercesión,
la memoria y un mechero
que no entraba en la oración.
¡Eso sí que es devoción!
Le quedaba además,
le quedaba además
mucho gas.
Le di lumbre a un monaguillo
y una hostia al sacristán,
y les vacié el cepillo
a San Cosme y San Damián,
recordando que mi plan
era entrar a aquel lugar,
era entrar a aquel lugar
a robar.
Tú que nunca vas al templo,
tú que estás en el error,
toma de mi historia ejemplo,
rectifica pecador
y recorre sin temor
los caminos del señor,
los caminos del señor.
¡Sí señor!
La otra tarde en una iglesia,
que era fiesta de guardar,
me dio un ataque de amnesia
no podía recordar
a quién coño fui a rezar.
Yo que siento por Jesús,
yo que siento por Jesús:
repelús.
Imaginad mi problema,
cualquier otro sin mi fe,
con seguridad, blasfema,
o se va a tomar café.
Pero yo no flaqueé,
no podía estar allí,
no podía estar allí,
porque sí.
"He perdido la memoria",
le expliqué a un santo varón.
"Eche una jaculatoria
o una salve a mi intención,
tengo un lío del copón.
No comprendo, ay de mí.
No comprendo, ay de mí,
que hago aquí".
"Calma", me dijo el beato,
"por mi honor de sacristán,
rezaré a San Cucufato
y tus recuerdos volverán
o sus huevos sufrirán".
Y le ató al pobre un cordel,
y le ató al pobre un cordel.
¡Qué cruel!
Recuperé por entero,
gracias a su intercesión,
la memoria y un mechero
que no entraba en la oración.
¡Eso sí que es devoción!
Le quedaba además,
le quedaba además
mucho gas.
Le di lumbre a un monaguillo
y una hostia al sacristán,
y les vacié el cepillo
a San Cosme y San Damián,
recordando que mi plan
era entrar a aquel lugar,
era entrar a aquel lugar
a robar.
Tú que nunca vas al templo,
tú que estás en el error,
toma de mi historia ejemplo,
rectifica pecador
y recorre sin temor
los caminos del señor,
los caminos del señor.
¡Sí señor!
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